Tengo una cajita...

Hace algún tiempo (alrededor de un mes),  cuando aun no me había embarcado en esta aventura de bloguear, mi amigo Elías publicó una entrada en El blog de Eliott la cual despertó en mi grandes y buenos recuerdos, tal es así, que sin haberlo hecho nunca, me lancé a realizar un comentario de su entrada, llevándome a reflexionar en sucesivos días sobre la misma y empezando a cocinar en mi mente la posibilidad de abrir un blog (y quizás por eso nació este escondite). 
La entrada trataba de una iniciativa que se está llevando a cabo, que no es otra que esta: Educando con cuentos. Una iniciativa que me resultaba muy cercana. Os cuento. 

Crecí rodeada de ellos porque mis padres cuando apenas sabía leer cogieron la costumbre de comprarme uno a la semana, el cual yo recibía loca de alegría; descubrir qué historia me iban a contar o iba a poder leer una vez que aprendí, suponía para mi todo un acontecimiento. 

Me iniciaron en la lectura comiendo sopa de letras, literalmente, ¡sí!, y aunque las comidas se hacían algo interminables para mi madre por dedicar mucho tiempo en buscar las letras para formar la palabra encomendada en el borde del plato, el juego y ese entretenimiento mereció la pena. ¡Santa paciencia, la que tuvieron! 

La lectura de esa entrada que os he comentado, hizo que me parara a pensar sobre lo que me habían aportado todos esos libros infantiles; Di durante días varias vueltas al tema y acabé bajando al trastero, rescatando mi cajita de cuentos. 
¡Allí estaban!, intactos tal y como los había dejado. ¡Qué recuerdos y qué alegría volver a tenerlos en mis manos! Ese olor... 

Al examinarlos para poder escribir esta entrada, he podido cerciorarme de que efectivamente gran parte de la educación recibida y de los valores inculcados vienen de ellos, pilares sobre los que se levanta mi personalidad y mi carácter.



Probablemente, no lo recuerdo con exactitud, los primeros cuentos que llegaron a mi fueran los clásicos, ya sabéis: Caperucita Roja, Blancanieves, La Cenicienta, Pinocho, La Ratita Presumida, El Gato con Botas... en ediciones adaptadas, todos me dejaron mensajes que me han ayudado a vivir: obediencia y respeto a los mayores, amistad, fidelidad, generosidad, solidaridad... pero con ellos también soñé con encontrar en algún lugar mágico y secreto una casita de chocolate llena de golosinas, ¡todo un tesoro!, que aun sigo buscando. 



Cuando estuvieron seguros de que la siembra del amor por los libros no se iba a apedrear, la compra de cuentos ya no fue semanal pero no me faltaron historias como la de Luisito Futbolista, un niño que es muy buen futbolista y que obedece muy gustoso las instrucciones del árbitro, porque sabe que todo buen deportista debe ser disciplinado o la de El jardín de Carlota, una niña que tenía un jardín lleno de flores y al que los pajaritos se acercaban a jugar, pero por pereza lo descuidó, los pajarillos dejaron de ir. Un día, uno de ellos ante al ver la tristeza de la pequeña la avisó de lo que sucedía y en cuanto empezó a cuidarlo, ellos volvieron a jugar en él y la alegría también.

Y, así consiguieron inculcarme los valores que forjan a una persona, despertándome también el interés y la pasión por la lectura; en cuanto mi corta edad se lo permitió me hicieron socia de la biblioteca municipal, allí descubrí a El Principito, Fray Perico y su borrico, y como no, Las aventuras de los cinco.
Seguro que más de uno de vosotros también tuvo una cajita llena de aventuras o ¿me equivoco?





Agradecer desde aquí a Elías por permitir que esta entrada se inspirara en la suya, os invito a conocer su blog ;-)

Comentarios

  1. Jooo, yo también tenía cuentecillos de esos *_*

    ResponderEliminar
  2. La he rescatado y he decidido que va a tener un lugar privilegido en mi casa; llevo todo el día con una sonrisa "melancólica"...Qué buenos momentos he pasado con ellos, incluido hoy.
    Intenta rescatar la tuya!! ;-)

    ResponderEliminar
  3. Hola, princesa!
    Fue muy emotivo el comentario que hiciste en la entrada de mi chico, pero esta entrada aún más.
    Desde aquí muchas gracias de parte de los dos y cienes y cienes de besos.

    ResponderEliminar
  4. Maravillosa tu entrada sobre esos cuentos con los que crecimos, qué buenos recuerdos!
    Un placer haber ejercido de inspiración para esta entrada en la que aúnas los recuerdos con la pedagogía de los cuentos
    Gracias por haber escrito esto, muchas gracias
    Un beso

    eliott

    ResponderEliminar
  5. Gracias a ti, amigo Eliott! pero Gracias de las de verdad por que tanto tu blog como el de alma son verdaderas fuentes de cultura, algo de lo que este país anda bastante escaso, y lo haceis desinteresadamente, de manera altruista, yo...sólo he expuesto mi experiencia que bien puede servir como resultado de tu entrada. Un beso

    ResponderEliminar
  6. Yo tengo una cartera de las que llevábamos al cole llena de cuentos iguales a esos... :) Probablemente nos los compraban en el mismo sitio. :D

    ResponderEliminar
  7. Pues...conservalos como oro en paño, parte de ti viene de esos cuentos. un beso, Lya.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Los pecados heredados. - Jana Westwood

El verano y la igualdad de oportunidades

El dulce veneno del jazz - Charlotte Carter #YincanaCriminal2017